En mi época adolescente nunca tuve grandes problemas a la piel. Sufrí por los típicos granos de la edad, pero nada lo suficientemente importante.
Siempre pensé que mi piel era grasa. Y según yo, mis mejores aliados eran los productos astringentes o anti-acné llenos de alcohol que ofrecen las farmacias.
Mi concepto de cuidado se resumía en remover hasta el último rastro de oleosidad del rostro y mientras más tirante quedara la piel, más limpia y sana estaba para mí.
Era enemiga de las cremas humectantes, de los aceites, del protector solar y amaba broncearme al medio día.
Pero en el año 2012, ya encaminada en mis veinte e inspirada en la belleza de las celebridades coreanas que empecé a seguir, fue cuando decidí empezar a cambiar todos mis hábitos de cuidado.
Comencé leyendo todos los títulos que mencionaran "¿Cómo conseguir la piel de las coreanas?" y me di cuenta que todos repetían los mismo:
Realizar sagradamente la limpieza facial, usar siempre bloqueador solar, y nunca temer a los conceptos humectar e hidratar, ya que son las claves para tener una piel sana y equilibrada.
Hoy a mis 27 años mi piel sigue cambiando, se ha vuelto más seca y el sol que tanto me gustaba, se ha vuelto un infierno.
Apenas comienza el verano comienzan alergias, mis mejillas se enrojecen y se sensibilizan mucho. Lo que más me ayuda es minimizar la rutina de cuidado, priorizar texturas ligeras, y nunca perder de vista la hidratación.
Siempre parto con la doble limpieza. Este es un paso que no postergo jamás, sin importar la hora o lo cansada que esté, ya que mi día sólo puede finalizar cuando tengo el rostro limpio.
Para remover maquillaje, restos de protector solar y todos los residuos grasos de la piel, utilizo aceites limpiadores tradicionales, o en formato bálsamo sólido (sorbete).
El maquillaje que utilizo a diario es muy liviano y pese a que no soy tan exigente, el primer limpiador es clave en mi rutina.
Como mi rostro se deshidrata fácil, los aceites me ayudan muchísimo a que el limpiador de base acuosa (ya sea jabón espumoso o tipo gel) no sea tan agresivo con mi piel.
En este paso busco remover todas las impurezas que quedan en los poros, así que hace unas semanas integré el limpiador.
Honest Cleansing Foam de Benton.
Un producto súper espumoso, formulado con varios extractos botánicos, entre ellos camelia, aceite de oliva, centella asiática, regaliz y manzanilla, que prometen dejar la piel perfectamente limpia e hidratada.
Al ser un limpiador más alcalino, no lo aplico directamente al rostro y utilizo muy poca cantidad. Primero hago la espuma en mis manos, para luego llevarla a mi piel y masajear.
Una vez que enjuago, mi rostro se ve muy limpio, y a pesar de su pH no he sentido deshidratación alarmante en mi piel (en comparación con otros productos similares).
Uno de los motivos, es porque integré los pads de COSRX en su versión hidratante
One Step Moisture Up Pad
y no puedo estar más feliz. Ya que además de retirar los últimos residuos de suciedad, son capaces de tonificar, realizar una exfoliación suave, y aportar mucha hidratación. Para mí son ideales en pieles secas y en temporadas de frío.
Después de los pads doy paso a mi tónico hidratante/balanceante, un ítem obligatorio para equilibrar la piel y conseguir una mejor absorción de los productos que siguen en la rutina.
Aquí siempre elijo aquellos libres de alcohol, y en los pasos que siguen, los ingredientes que nunca me fallan son los extractos herbales, el ácido hialurónico, colágeno, vitaminas, ceramidas y todos aquellos que mantengan mis niveles de hidratación y humectación óptimos, pero que también sean capaces de calmar y mantener mi piel lo más sana posible.
Ya para finalizar, pero no por eso menos importante:
El protector solar.
Este el último paso en la rutina de día y he aprendido a tenerlo presente a diario sin importar el clima o estación en la que nos encontremos.
Personalmente demoré varios años en hacer de este paso un hábito, ya que es común que cuando jóvenes no le tomemos el peso a las reales consecuencias que trae la exposición al sol.
Excusas por la textura densa o grasa de los productos son las más comunes para evadir su uso, pero lo cierto es que en la actualidad son muchos los formatos y texturas disponibles, sobre todo si del mercado coreano se trata.
Uno de los más prácticos y novedosos que he conocido este año es el formato “stick” o en barra.
I’m Derma relief Sunstick
es uno de ellos, y he podido testearlo tanto mi piel, como en la de otros integrantes de mi familia. Tiene una lista de ingredientes sencilla, con una fórmula riquísima en extractos naturales en la que destacan a la centella asiática por sus altas propiedades curativas.
Sin embargo, hay muchos otros como el orégano, tomillo, romero, aloe vera, lemon grass, manzanilla y té verde que potencian su frescura y su cualidad antioxidante.
Al ser un producto con filtro orgánico (o químico) es ideal para todos quienes buscan un protector solar libre de residuos grasos y de la odiada capa blanca.
Tras cada aplicación se siente como si no llevaras absolutamente nada en la piel.
De hecho, es tan ligero e invisible, que en un principio me sentía muy desprotegida, pero la verdad es que no hay de que preocuparse. Su diseño es muy transportable, así que lo llevo siempre en mi cartera para retocar brazos, escote o cualquier parte de mi piel que esté expuesta al sol.
Evolución de la piel ❤️
¡Así que ya lo sabes! Sólo necesitas un par de básicos para crear una rutina de cuidado simple si quieres iniciarte en el encantador mundo de la cosmética coreana. Lo importante es que poco a poco vayas conociendo tus necesidades y con paciencia, cuidarte se convertirá en un hábito que disfrutarás muchísimo.
¿Han tenido experiencias similares en tu piel? ¡Compártela en los comentarios!