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¿Cómo saber si un producto está funcionando?

¿A quién no le ha pasado? Hay un producto nuevo que acaba de salir, y todas las beauty bloggers, revistas de belleza, tus amigas, tías, etc. no pueden dejar de hablar de sus efectos milagrosos. Lo compras y lo usas todos los días, meticulosamente siguiendo las instrucciones y esperando los resultados mágicos que todos te prometieron. Y después de varios días, tu piel quedó… ¿igual?

En el enorme mercado de los cosméticos, claro que hay muchos productos que realmente no hacen nada. Pero también hay productos muy buenos que sí te darán los resultados que quieres, solo que quizás no inmediatamente. Todos quieren tener resultados increíbles y rápidos, y si no funciona después de un par de semanas, quizás te des por vencida y le regalas el producto a tu mamá o lo metes bien atrás del cajón en el baño porque te aburriste de esperar.

Entonces, ¿cómo saber cuándo debes esperar para ver resultados y cuándo el producto realmente no te está haciendo nada?

Paciencia, paciencia

El día de hoy, todos andan mucho más acelerados en general, y para el cuidado de la piel no es excepción. ¡Quieres resultados ahora mismo! Pero a tu piel no le importa lo impaciente que seas, te va a mostrar los efectos cuando esté lista.

La piel generalmente tiene un ciclo de renovación celular de 28 días (esto va aumentado a la medida que uno va envejeciendo), por lo que muchos productos sí te pueden estar haciendo efecto, solo que no se va a ver hasta que se terminen de crear las células nuevas. Y dependiendo del producto que estás usando y la preocupación que tienes, se puede demorar aún más.

Los tratamiento de acné que usan la exfoliación con ácidos es un buen ejemplo. Generalmente no se recomiendan usarlos todos los días, y muchas pieles tienden a tener un período de ajuste a estos tipos de tratamiento que puede hasta hacer que se vea peor antes de mejorarse (para leer más sobre la purga de piel, lee nuestro post aquí). Una vez que la piel se acostumbre al tratamiento, puedes ver una disminución en la cantidad y tamaño de las espinillas.

En general, debes acordarte que tus arrugas y manchas no aparecieron de un día para otro; no puedes esperar que desaparezcan tan rápidamente.

Manejar expectativas

Hablando de arrugas y manchas, productos para estas dos preocupaciones tienden a ser de las más maldecidas al no producir efectos rápidos.

Si un producto dice que es para arrugas, esto no significa que te va a borrar las patas de gallo ni que te va a alisar la frente mágicamente. La mayoría de los productos anti-líneas ayudan a dar firmeza, hidratar y “llenar” la piel para que se suavicen las líneas. En general, los productos anti-edad (para arrugas, pérdida de firmeza y elasticidad) son para uso a largo plazo, y los deberías incorporar a tu rutina regular diaria.

¿Qué tan largo plazo? Aunque hay productos (especialmente hidratantes) con los que puedes ver y sentir efectos en unos días e incluso después de un uso, los productos que atacan problemas más complicados (como las arrugas, manchas, acné, etc.) se pueden demorar hasta 3 meses o más. Se puede sentir como un largo tiempo, pero créenos que si eres dedicada y usas correctamente los productos, valdrá la pena.

Básicamente, debes saber manejar tus expectativas y ser realista en los resultados que te pueden entregar.

Conocer tu piel

Es muy importante conocer tu propia piel, y nadie lo conoce mejor que tú. Es especialmente importante saber qué tipo de piel tienes, porque no todas las pieles responden de la misma manera a un producto.

Es fácil seducirse por el marketing y los productos virales, pero si no estás usando los productos adecuados para TU piel, no vas a ver los efectos que esperas.

Registra los cambios

¿Sabes cuando bajas un par de kilos y no notas ninguna diferencia pero ves a alguien que no has visto en un par de meses y te comentan que estás más flaca? Cuando tu misma te ves en el espejo todos los días, es difícil percibir los cambios sutiles que pasan día a día en tu piel.

Toma una foto el primer día de usar el producto, y después cada semana por seis semanas. Trata de hacerlo siempre en el mismo lugar con la misma luz (es ideal tomarla en el baño después de aplicar tus productos). Revisa la diferencia entre la primera foto y la última; ¿ves alguna diferencia? Quizás notes que tu piel se ve más firme, más iluminada, esa mancha se ve más clara, o la arruga que te molesta se ve menos pronunciada. Poder ver los cambios concretamente también te pueden motivar a seguir cuidándote la piel.

No existe un producto milagro que te va a dejar con una piel perfecta de un día para otro, pero si tienes paciencia y dedicación a tu rutina de cuidado de piel, vas a ver que los efectos valen la pena. No te frustres, y acuérdate que lograr tu piel ideal es una maratón, no una carrera.

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